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Actualmente en el deporte se complementa el trabajo físico, con trabajo nutricional, medico y psicológico, los cuales trabajan de manera interdisciplinaria para la mejora del rendimiento del deportista. Cuantas veces no se han planteado o escuchado lo siguiente: “he entrenado mucho, pero no sé que me paso”, “no supe que hacer” “me puse nervioso”, “traía piernas pero me troné”, entre otras miles de excusas al terminar algún entrenamiento o competencia. Lo anterior se debe a la inexistente preparación psicológica.

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Es normal que el ser humano por naturaleza e interacción social, tienda a competir en todo y por supuesto que en el ciclismo, no es la excepción. Esta competitividad cuando supera los límites y nos volvemos irracionales, termina siendo una dificultad al momento de la práctica del ciclismo, en cualquier modalidad que lo hagamos.

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Es fundamental para la práctica del ciclismo o de cualquier otro deporte incluso, plantearse para que estamos practicando ese deporte; para competir, para pasearme, para divertirme, para estar en buena forma física, etc. Al saber esto, nos ayudara a situarnos objetivamente en qué tipo de ciclista somos (competencia, cicloturista, urbano).

Ya que sabemos lo anterior es más fácil establecer objetivos y metas que serán fundamentales para que nuestra práctica deportiva sea más placentera y motivadora. En el caso del ciclismo debemos tener muy claro, en qué terreno nos desenvolvemos mejor, en qué carreras vamos a competir, en cuáles vamos solo a rodar, en cuáles tenemos posibilidades; etc. Esto generalmente se planea con el coach o entrenador o preparador físico, pero el aspecto psicológico queda de lado.

 

Es muy común entrenar para todo y competir en todo, ¿que nos deja como consecuencia? Desmotivación, frustración, ansiedad y en casos muy extremos depresión; a veces podemos sentirnos como que no servimos para nada y dejar de practicar el deporte.